4.11.08

LA ÑATA CONTRA EL VIDRIO

Obama y McCain se ven las caras, y el mundo entero asiste obligado a una contienda que, de tanto mirar para el costado, se enamoró del estrabismo.


Los yanquis no van a votar, no están obligados. Pero tampoco estarán obligados a postergar su crecimiento para pagar una deuda externa o no tendrán que correr al supermercado si la crisis que provocaron deviene en hiperinflación para todos nosotros: politicamente denominados “periféricos”. Por lo menos todavía estamos dentro de la atmósfera... ¿O del atmosférico?

Lo cierto es que esta disputa electoral no nos incluye. Ni siquiera tenemos un 0600 para saber si, como ellos, nos sorprende el progresismo 'clintonezco' del negro o nos cautiva la dureza 'bushera' del viejo.

Los medios locales, sin embargo, nos metieron el Obama / McCain desde hace muchos meses. Incluso los argentinos sabemos que el morocho primero se las tuvo que ver con la mujer de Clinton (¿Más coincidencias?) y que el 'papafrita' tuvo que sortear muchos nombres olvidables.

Meses más adelante, y luego de haber seguido la novela que tuvo un hermano pobre en Africa; una compañera de fórmula con ideas sexuales, por lo menos, antiguas y hasta la muerte de una abuela, los argentinos nos enteramos que la elección podría definirse en el estado de Florida ¿Tengo un deja vú o esto ya pasó?

Los condimentos no distan del panorama electoral local, salvo lo de las internas partidarias, por lo que tampoco se explica la exclusión por cuestiones culturales.

En consecuencia, un grupo de civicamente apáticos va a decidir el futuro del mundo entero con el estómago lleno de hamburguesas y cerveza y pensando en quien le revuelve el estofado a Britney Spears esa semana. Viéndolo así, ¿No le da miedito?

No se haga problema. Ni se sienta ignorado. La elección también es parecida a la nuestra en cuanto a las propuestas de gobierno. Al fin y al cabo no hay mucho para elegir.

Las pirañas, ¿Vos creés?, que no se comen nunca entre sí, canta el Indio Solari.

Lástima que, para ello, el resto del menú ya esté digerido.

RAMIRO BARREIRO

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